Tratamiento para la artritis reumatoide, psoriasica y otras variantes
Artritis significa inflamación articular, son muchas las enfermedades que se pueden manifestar con estos síntomas. Las más frecuentes son la ARTRITIS REUMATOIDE, ARTRITIS PSORIASICA y ESPONDILITIS ANQUILOSANTE, cada una con características diferenciales por su forma de evolución y el tipo de afectación predominante en articulaciones periféricas o en columna como en el caso de la espondilitis.
De todas formas cualquier enfermedad sistémica que en el curso de su evolución pueda dar manifestaciones articulares se incluye dentro del grupo de las ARTRITIS, por ejemplo las enfermedades inflamatorias del intestino, (COLITIS ULCEROSA, ENFERMEDAD DE CROHN) pueden cursar con manifestaciones articulares, estamos delante de la ARTRITIS DE LA COLITIS ULCEROSA O DEL CROHN. Son enfermedades sistémicas (no solo de las articulaciones) y todas tienen un denominador común, carácter AUTOINMUNE, significa que la causa está en un trastorno de los mecanismos de la inmunidad, en la que ésta actúa contra el propio organismo, creando unos anticuerpos contra nuestras propias células, desencadenando una serie de alteraciones que afectaran de forma crónica a distintos sistemas, ya sea el aparato locomotor u órganos internos.
Ante todo debe clasificarse el tipo de Artritis para poder orientar los tratamientos más adecuados.
En los últimos años el tratamiento de estas afecciones ha cambiado radicalmente, pudiéndose conseguir la estabilización del proceso, evitando el deterioro articular y las manifestaciones extraarticulares, es decir ha CAMBIADO EL PRONÓSTICO, siempre que exista una constancia y control en los tratamientos establecidos.
Al tratarse de enfermedades crónicas, el diagnostico precoz, establecer el tratamiento más adecuado en cada momento y sobre todo el control del mantenimiento serán elementos de capital importancia para la futura evolución del proceso.
1. DIAGNÓSTICO
Basado en historia clínica detallada, exploración, analítica, radiología, capilaroscopia y en los casos que plantean dudas, gammagrafía ósea, resonancia magnética, etc. Esto nos permite establecer el diagnostico con nombre concreto, formas clínicas, estadio evolutivo y ritmo de evolución (formas agresivas, lentas, en brotes, etc.).
2. TRATAMIENTO.
Como en todas las enfermedades reumáticas el tratamiento deber ser de carácter multidisciplinar. No es exclusivamente la medicación sino que deben asociarse las alternativas que puedan ayudar a la mejoría sintomática en profundidad, para permitir usar los fármacos a las dosis mínimas. El objetivo es la respuesta clínica del paciente.
A) MEDICACIÓN.
En general hay que conseguir el mejor equilibrio entre los antinflamatorios no esteroideos (AINES), cuya relación efectividad-tolerancia sea la idónea, y los antinflamatorios de acción retardada (llamados “tratamientos de fondo”) que pretenden frenar el progreso de destrucción articular que provoca la inflamación crónica de la sinovial. El uso de los corticoides debe ser a dosis mínimas y cuando es estrictamente necesario. Los primeros (AINES) actúan mejorando el dolor y disminuyendo la inflamación de forma inmediata; los segundos (TRATAMIENTOS DE FONDO) modifican la respuesta inmune y como consecuencia cambian el curso de la enfermedad, es decir disminuyen o suprimien la actividad inflamatoria y evitando la progresión del proceso. En estos últimos fármacos es donde se han producido los más grandes avances en el tratamiento de las artritis. Los llamados inmunomoduladores son hoy en día de uso habitual (metrotrexato, leflunomida, azatioprina, ciclofosfamida, ciclosporina, etc.,) son fármacos no exentos de efectos secundarios, pero pueden evitarse y controalarse perfectamente si el paciente cumple las pautas establecidas de controles sistemáticos. La aparición de los denominados TRATAMIENTOS BIOLÓGICOS ha comportado un avance extraordinario en el futuro de las artritis. Su mecanismo de acción se basa en la inhibición del factor de necrosis tumoral (TNF), factor muy importante en los mecanismos de la inflamación. Estos fármacos, de momento, solo deben usarse en los casos en los que fracasan los tratamientos anteriormente citados, tanto por posibles complicaciones (infecciones) como por los costes aún astronómicos.
B) TRATAMIENTOS LOCALES.
Nos referimos a las acciones directas sobre la propia articulación. En la evolución de una artritis pueden aparecer crisis inflamatorias severas con derrames articulares, en estos casos será necesaria la evacuación del liquido y la practica de infiltraciones para mejorar de forma inmediata el problema local. La férulas de inmovilización nocturna de las manos y muñecas en determinados momentos de descompensación pueden ayudar a la mejoría; baños de parafina caliente, etc. En casos evolucionados con deformidad y destrucción articular, será necesaria la cirugía, ya sea reparadora o sustitutiva (prótesis), pero nuestra finalidad es evitar llegar a esta situación.
C) OZONOTERAPIA.
Dentro del complejo tratamiento de estas enfermedades la auto hemoterapia con ozono (OZONOTERAPIA), ha demostrado ser de una utilidad extraordinaria, permitiendo en muchos casos disminuir la medicación y mejorar el estado general, el cansancio, el estado de ánimo y, sobre todo, la evolución del proceso. La experiencia de nuestro INSTITUT en este campo se remonta a mas de 20 años, lo que ha permitido demostrar que en los pacientes en los que se han aplicado los tratamientos estandarizados expuestos más la ozonoterapia de forma sistemática han evolucionado de forma mas favorable que los grupos en los que no se aplicó. Esto ha sido confirmado por otros grupos alemanes y en el último Congreso Mundial de Ozonoterapia celebrado en Italia en el 2007. La explicación es lógica conociendo los mecanismos de acción del ozono, sobre todo por su efecto regulador de la inmunidad. En el apartado OZONOTERAPIA se expone más detalladamente los efectos beneficiosos del ozono.
D) FISIOTERAPIA.
Especialmente los ejercicios adecuados para el mantenimiento de la movilidad articular